Entrevista de Zygmunt Bauman ao La Vanguardia.

Bauman: "Hemos vivido en un mundo irreal, de crecimiento ilimitado"

El filósofo ofreció una conferencia sobre la educación en el CCCB de Barcelona

Cultura| 11/03/2013 - 12:34h | Última actualización: 12/03/2013 - 09:47h

Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista, premio Príncipe de Asturias 2010 Pedro Madueño

 

Barcelona (EFE).- Sorprendido porque ve "mucho optimismo" en las calles de Barcelona, y eso no es lo que cuentan los diarios, el sociólogo Zygmunt Bauman ha considerado que en los últimos treinta años las sociedades occidentales han vivido "en un mundo irreal", en el que se pensaba que el crecimiento era ilimitado.

Bauman, que ofreció una conferencia en el CCCB, y cuenta con un nuevo libro, Sobre la educación en un mundo líquido(Paidós), ha mantenido en un encuentro con periodistas que durante estas décadas se ha vivido pensando en el "crecimiento ilimitado" y, de repente, "hay un shock y la gente se da cuenta de que el hoy es malo, mañana será peor y pasado mañana llegará el apocalipsis".

En su opinión, se vive en un mundo "como de alquiler", en el que todo se mueve rápidamente, con "cambios radicales que no se esperan", y que también ha definido como un "interregno, en el que se ve que las cosas que se han hecho hasta ahora no han funcionado, pero no se ha encontrado aún la manera de hacerlo diferente".

Advirtiendo, a sus 88 años, que él sólo estudió sociología para explicar lo que ocurre en las sociedades y "no para hacer profecías", ha opinado que se ha vivido "en el mundo de la ilusión", principalmente por la irrupción masiva de la tarjeta de crédito, que provocó el paso "de la cultura del ahorro a la del crédito".

Entiende el pensador de origen polaco que el "boom" del Bienestar se ha basado en que "gastábamos más dinero del que ganábamos, pidiendo préstamos a expensas de nuestros nietos, que pagarán el exceso de este consumismo".

"Ahora -ha proseguido- se ha visto que estábamos en una gran mentira y en un malentendido y cuando ha llegado el mundo real no es muy alentador".

Bauman, británico de adopción desde 1968, ha rememorado que en los años setenta el capitalismo buscaba "tierras vírgenes" para poderse expandir y fue cuando caló la idea de que "los hombres y las mujeres sin tarjeta de crédito no tenían ninguna utilidad, porque no daban beneficios a los bancos". "Las personas se transformaron en alguien que pedía dinero y eran fuente de beneficios constante para los bancos", ha apostillado.

Además ha argumentado que el sistema iba creciendo porque las entidades aseguraban a sus clientes que retornar la deuda no era ningún problema, con lo que las personas "o eran víctimas de una mentira o eran inocentes".

A pesar de la crisis, el padre del concepto de la "modernidad líquida" se ha mostrado cauto con respecto a las teorías que dan por muerto al capitalismo liberal, porque todavía -ha dicho- "se pueden crear tierras vírgenes", que no serán conquistadas por ningún ejército, porque sólo son necesarios "agentes bancarios".

Respecto al "divorcio" entre poder y política, ha hablado de desconfianza hacia el sistema, porque "el poder se ha evaporado en el ciberespacio y la política sufre un déficit de poder".

Sostiene que lo más importante a resolver durante el siglo será "volver a unir poder y política". "Es un trabajo difícil -ha agregado- pero si no lo hacemos no solucionaremos el problema".

Respecto al auge de los nacionalismos, ha querido recordar que él nació en Polonia en 1925 en el seno de una familia que debió emigrar en la década de 1930 para escapar del nazismo y que en 1968, otra vez en Polonia, se vio obligado a exiliarse a Inglaterra por las purgas del régimen comunista, sintiéndose principalmente europeo.

Ha razonado que antes la identidad "venía dada de nacimiento, igual que la clase social, que se heredaba". "La idea de identidad -ha argumentado- aparece cuando la idea de comunidad se debilita y nos empezamos a mover entre dos valores como la seguridad y la libertad, dos conceptos complementarios y a la vez opuestos".

Según lo que se está viendo, "ahora la gente quiere más seguridad por encima de la libertad y parece que haya una identificación con respecto a la comunidad que queremos que resurja". "Hemos entrado en una nueva época", pronostica.

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Fonte: Jornal La Vanguardia, Barcelona, Espanha, online.

Impressões sobre Zygmunt Bauman - Folha de São Paulo

Arquivo aberto
MEMÓRIAS QUE VIRAM HISTÓRIAS

Os canapés de Bauman

Leeds, 2011

	Bruno Figueiredo/Divulgação
	Zigmunt Bauman e o cineasta Henrique Goldman durante a entrevista na casa do sociólogo em Leeds

HENRIQUE GOLDMAN

EU ESTAVA EM Londres, no ano passado, quando fui contatado pelo ciclo de palestras Fronteiras do Pensamento para gravar em Leeds uma entrevista com Zygmunt Bauman, escritor e sociólogo do qual -santa ignorância!- nunca tinha ouvido falar.

Bauman é um dos maiores pensadores da atualidade, autor de livros como "Vida Líquida" e "Medo Líquido", entre dezenas de outros. Com percepção agudíssima do mundo e um texto mais poético do que acadêmico, é mestre em expor o elo invisível entre temas na aparência desconexos, como a vida de Sócrates (o filósofo, mas poderia ser o jogador) e o Facebook, Jean Paul Sartre e a ONU ou Barack Obama e a psicanálise freudiana.

Quando Bauman abriu a porta de sua casa, levei um choque. Fisicamente, era como imagino que serei aos 88 anos. Numa espécie de déjà-vu às avessas, senti que encontrava comigo mesmo no futuro. Um dia, já velho, talvez recordasse o encontro com um jovem (que era eu) -como num conto de Borges.

Senti de imediato um carinho gigantesco por aquele velhinho. Entrando na casa apinhada de livros, cheirando a Leste Europeu, fiquei com vontade de perguntar se ele também se reconhecia em mim, mas, com vergonha de parecer presunçoso, me contive.

Depois, quando vim a saber que ele nasceu em Poznan, na Polônia, a poucos quilômetros de onde nasceram meus avós paternos, passei a achar que provavelmente descendemos de uma mesma Eva mitocondrial judaico-polonesa.

A caminho de Leeds, a equipe de três cinegrafistas e eu já tínhamos almoçado e estávamos atrasados. Queríamos começar logo a entrevista, mas Zygmunt nos conduziu até a sala de estar, onde um verdadeiro banquete, preparado por ele mesmo, estava servido.

Era uma enorme variedade de canapés, saladas, frios, tortas e sobremesas. Insistimos em primeiro fazer a entrevista para depois comer, mas ele foi inflexível.

Como uma mãe judia, estava mais interessado em nos alimentar do que em dissertar sobre a vacuidade das relações interpessoais em tempos de globalização. Quando, já farto, recusei o segundo pedaço de cheesecake, ele disse: "Por favor, me dê mais uma chance. Só mais um pedacinho".

Na maravilhosa entrevista que concedeu ao Fronteiras do Pensamento (que pode ser vista em bit.ly/zigbauman), ele fala de temas como conflitos de identidade, obsolescência da nação-Estado e ambivalências da vida.

Mas, numa pausa, ele me levou a uma salinha ao lado, onde, acendendo seu cachimbo, me falou -com enorme senso de humor- da sua vida: solidão, dores da velhice e o passado que não volta.

No dia seguinte, escrevi um e-mail a um amigo: "Conheci Zygmunt Bauman, um velhinho maravilhoso por quem estou apaixonado. Não paro de pensar em tudo o que ele disse e de reviver cada momento. Nunca uma pessoa me comoveu tanto pela combinação de inteligência e sensibilidade".

Passei a devorar tudo o que ele escreve e escreveu. Sua voz e seu olhar são absolutamente presentes, mas parecem emanados das profundezas de tempos passados -para dissecar e revelar o nosso.

Desde aquele primeiro encontro, aquela forte impressão de espelho do tempo e déjà-vu ao avesso se dissipou, mas não a admiração e a vontade de ouvi-lo.

Sempre que posso, arrumo uma desculpa e volto a Leeds para revê-lo. Sou invariavelmente recebido com banquetes nababescos. Eventualmente temos conversas sérias.

Desde que conheci Zygmunt, engordei uns quilinhos. É uma relação que me nutre muito.

 

Fonte: Folha de São Paulo, online, 28 de Outubro de 2012.